Nosotros nos quedamos perplejos cuando vimos a los alienígenas del planeta Glakaus.
Los alienígenas eran muy sigilosos, iban harapientos (porque vestían con harapos )y olían mal; por eso cuando los oteamos desde aquella montaña, nos miraron con recelo porque nosotros vestíamos de punta en blanco y nosotros dubitativos nos encondimos.
Ellos nos oyeron susurrar y súbitamente bramaron con un ruido estridente que casi se desgañitaron.
Ellos nos arrestaron y nosotros entre sollozos, asentimos. Nos llevaron raudos a un lugar inmundo y devastado. En un lugar contiguo habían inaugurado una fiesta ecuestre donde una amazona iba subida en un caballo tordo que piafó tan fuerte que la amazona cayó al suelo y se rompió el mentón. Antes de caerse la amazona vacilaba de que montaba muy bien a caballo, por eso se ruborizaba.
Después nos congregaron para venerar a un funambulista que era su rey. El rey indiferente constató que eramos buenos, aunque increpabamos nuestra libertad. Ellos nos hicieron un banquete con alimentos flameados pero insulsos, nosotros estabamos halagados. El rey en un tono conciliador, pero irónico nos dijo que nos dejaban libres. En ese momento el péndulo del reloj oscilaba lentamente.
Muy bien, genial. Me ha parecido estupendo que en tan poco espacio de escritura hayas conseguido articular casi todas las palabras del vocabulario del libro leído.
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